martes, 5 de abril de 2016

A vueltas con Cuasimodo

El año pasado dedicamos una entrada a la II Domínica de Pascua, conocida en Chile como Domingo de Cuasimodo por la castellanización de su Introito tomado de 1 Pe 2, 2 ("Quasi modo geniti infantes..."), y que recibe también el nombre de Dominica nova, puesto que constituía el epílogo de una Octava Pascual que, originalmente, ponía el acento en el sábado in albis (véase aquí un mayor desarrollo sobre este punto). En ella hacíamos mención a la particular procesión que se celebra este día y que se ha convertido en parte del folclore nacional como una muestra de inculturación entre el culto católico y la tradición huasa.  


Este año, el Consejo de la Cultura ha publicado un interesado libro dedicado a esta fiesta e intitulado Correr a Cristo, que era precisamente la frase que utilizaban los jinetes que acompañaban al Santísimo Sacramento hasta los enfermos e impedidos para que pudiesen cumplir el precepto de comulgar por Pascua Florida recogido hoy en CEC 2042 y CIC 920

En el reportaje publicado en la edición de El Mercurio de 3 de abril de 2016, Juan Guillermo Prado, director de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, estima que esta fiesta tiene un origen republicano, pues O’Higgins no la prohibió mientras que sí lo hizo con otras manifestaciones populares, como las lidias de toros, las ramadas y el carnaval. Cabe discordar de esa opinión por diversas razones. La primera es que la sacramentación de enfermos, bajo la modalidad de la procesión de impedidos (véase aquí más sobre ella), es un sacramental celebrado en Andalucía desde hace muchos siglos, conservándose registros a partir del siglo XVI. Por lo demás, la obligación de comulgar al menos una vez al año fue establecido por el IV Concilio de Letrán (1215-1216) y reafirmada por el Concilio de Trento (1545-1563) con el fin de asegurar un mínimo de participación sacramental de los laicos en la vida de la Iglesia (véase aquí lo dicho sobre este mandamiento en la Institución Christiana, III, trad. española, Madrid, 1799, pp. 254-257), que supuso un importante impulso pastoral y evangelizador en América, de suerte que existía desde antes de declararse la independencia de Chile en 1818. De esto se sigue que, si la inmigración que recibió Chile fue principalmente andaluza y extremeña, sea dable pensar que la tradición de acompañar al Santísimo Sacramento hasta la casa de los enfermos y ancianos llegó con los españoles que se asentaron en Chile. Que no haya sido prohibida al comenzar la vida independiente del país no es un argumento concluyente para situar su origen, pues el impedimento recayó sobre fiestas populares y no religiosas. No hay testimonio, por ejemplo, de que se hayan prohibido las tradicionales novenas u otras fiestas religiosas de raíz hispana, como la Inmaculada Concepción, las que siguieron gozando de gran vigor social. Basta pensar en el feroz incendio de la Iglesia de la Compañía el martes 8 de diciembre de 1863, que costó la vida a más de dos mil personas.  


Lo que probablemente ocurrió fue que, tras la Independencia y en especial con la inestabilidad institucional de las primeras décadas del siglo XIX, los jinetes que acompañaban al sacerdote aumentaron en su número en razón del bandidaje que reinaba en los campos y del que existen abundantes testimonios históricos.  Por eso, la procesión se hizo más vistosa y con notoriedad pública. De ahí que desde mediados del siglo XIX abunden los testimonios sobre esta procesión nacida en la zona central del país y hoy extendida por todo el territorio, desde el Valle del Lluta hasta Coyhaique. A inicios del siglo XX, por ejemplo, una de las más importantes de ellas salía desde la capilla del Sagrario, contigua a la Catedral Metropolitana de Santiago, donde hoy se venera la imagen de Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Chile. 

En este enlace puede consultarse el sitio de la Asociación de Cuasimodistas de Colina. Pronto podría descargarse el libro Correr a Cristo, que aborda el desarrollo de la procesión en Conchalí y San Bernardo, desde el sitio del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes. Puede revisarse aquí, entretanto la nota sobre su presentación.  

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