jueves, 26 de enero de 2017

Entrevista a Martin Mosebach y comentarios de Paix Liturgique

Reproducimos a continuación una entrevista al destacado novelista, ensayista y periodista católico alemán Martin Mosebach (nacido en Francoforte del Meno en 1951), receptor de numerosos premios literarios y que en el mundo cercano a la liturgia tradicional es especialmente conocido por su brillante colección de ensayos intitulado La herejía de lo informe: la liturgia romana y su enemigo (Häresie der Formlosigkeit: die römische Liturgie und ihr Feind), aparecido en 2002 y traducido a varios idiomas, entre los que no se cuenta el español (véase la nota final de esta entrada), donde defiende vigorosamente la necesidad de la restauración de la liturgia plurisecular de la Iglesia de Occidente

La traducción ha sido hecha por la Redacción del texto publicado en la carta núm. 577 de la versión francesa del sitio Paix Liturgique, que fue publicada el 11 de enero pasado. El original en alemán (disponible sólo para suscriptores) puede ser consultado en este enlace

Martin Mosebach
***

Un servicio que se hace no sólo al cristianismo sino al mundo entero

Anticipándose al décimo aniversario del motu proprio Summorum Pontificum, el diario católico alemán Die Tagespost ha publicado, el 30 de diciembre de 2016, una entrevista con Martin Mosebach, de la cual ofrecemos esta semana una traducción. 

Novelista de fama en Alemania, autor de cuentos, poemas, artículos sobre arte y literatura, escenarios fílmicos y libretos de óperas, Martin Mosebach es también autor de un libro sumamente original, Häresie der Formlosigkeit: die römische Liturgie und ihr Feind (Hanser, 2002) [La herejía de lo informe: la liturgia romana y su enemigo], publicado en francés con el título La liturgie et son ennemie: l’hérésie de l’informe por Hora Decima en 2005, el cual hemos tenido a menudo ocasión de citar en nuestras cartas, especialmente debido a la cercanía entre Martin Mosebach y el cardenal Joseph Ratzinger.


Foto: dtv

I. La entrevista hecha a Martin Mosebach por Regina Eiling para la edición de Die Tagepost del 30 de diciembre de 2016

1) Señor Mosebach, los fieles tradicionalistas celebrarán en 2017 el décimo aniversario del motu proprio Summorum Pontificum. Al generalizar la autorización del rito romano tradicional, ¿ha querido el papa Benedicto XVI hacer un regalo sólo a quienes ya creían en Cristo?

Yo no calificaría Summorum Pontificum simplemente de “regalo”. De lo que se trató, más bien, fue de un intento serio de corregir una falta masiva y peligrosa para toda la Iglesia. La reforma litúrgica originada en el Concilio Vaticano II, realizada por desgracia en un mundo marcado por los acontecimientos de 1968, condujo finalmente en diversos lugares a una dramática falta de certeza sobre la naturaleza de la Eucaristía. El intento de erradicar totalmente la única forma de Misa válida hasta entonces, constituyó una ruptura de la Tradición, porque jamás la Iglesia ha prohibido un rito antiguo.

 S.S. Benedicto XVI
(Foto: dapd, Gregorio Borgia/RP Online)

2) ¿Cuál es la contribución, en el plano doctrinal, de la liturgia tradicional?

Por muchos reproches que se le haya podido hacer a la antigua liturgia, ella nunca permitió, a diferencia de la liturgia reformada, error alguno sobre su naturaleza. Es debido a esto que era necesario reconocerle un lugar de honor entre los libros litúrgicos. Quisiera subrayar, además, que se trata de un servicio hecho no sólo al cristianismo, sino al mundo entero. Porque la liturgia tradicional, en tanto que forma visible del cristianismo, es fundamento no sólo de la Iglesia sino también de la cultura que emana de ésta.  Dicha liturgia es el auténtico arquitecto de nuestros grandes edificios religiosos: ella es quien ha inspirado la música, la pintura y la escultura. La basílica romana, la catedral gótica, la iglesia barroca hablan de ella. Sin la liturgia tradicional, todos estos edificios son incomprensibles, porque fue para ella que se los construyó. El hecho de que perduren, de un modo u otro, como santuarios de nuestra religión, es altamente significativo del hecho de que el culto que les dio origen no ha caído en el olvido.

3) ¿Por qué aquéllos que buscan a Dios encuentran a veces más fácilmente la verdad del Evangelio en la celebración de la liturgia tradicional que en el rito nuevo? 

Quienes están alejados de la Iglesia, a quienes este mundo secularizado no satisface, se asombran a menudo al constatar, en contacto con la antigua liturgia, que su mundo material antimetafísico presenta fallas y trizaduras: descubren que ese mundo no es la única realidad y que hay otro mundo más allá. A sus ojos, el reproche que más frecuentemente se hace a la liturgia tradicional de no saber pertenecer “a nuestro tiempo”, aparece al contrario como una cualidad de gran valor porque ellos quieren, justamente, entrar en contacto con una realidad diferente de la que los rodea y ahoga.

4) Según el papa Francisco, Benedicto XVI respondió simplemente a las expectativas “de algunos grupos y personas que tenían nostalgia” [Nota de la Redacción: la frase fue dicha por el Santo Padre en una entrevista concedida el al periódico italiano Il Giornale y aparecida en la edición del 10 de noviembre de 2016, reproducida después en la recopilación hecha por el P. Antonio Spadaro SJ a la que se hace referencia aquí]. ¿Qué piensa usted de estos reproches de nostalgia y de esteticismo que a menudo se hace a los creyentes apegados al antiguo rito romano?

Este reproche es un estupendo ejemplo de la “mentalidad de la posverdad (postfaktisch)” [Nota de la Redacción: neologismo alemán que proviene del término inglés post-truthque significa “que no se preocupa de la verdad”] que caracteriza a nuestra época. El combate por la liturgia comenzó hace casi medio siglo. Sus primeros defensores están, en su mayoría, muertos. Unas generaciones totalmente diferentes continúan este combate. Quien pelea hoy por la liturgia tradicional no la conoció, por lo general, en su juventud: aquí no hay lugar alguno para la nostalgia. En lo que toca al reproche de esteticismo, es un hecho que, entre nuestros contemporáneos, existe desconfianza e incluso odio a la belleza. Es un fenómeno muy extendido que tiene que ver con la psicopatología: mientras que antaño la belleza era una prueba de Dios, hoy la liturgia tradicional suscita reacciones violentas simplemente porque es bella.   

 Misa tradicional en Notre-Dame de París

5) “La ley de la oración corresponde a la ley de la fe”: ¿puede hacerse sentir la sal de la liturgia tradicional en una Iglesia donde el propio Magisterio parece haber depuesto las armas?

¡Es una razón más para recurrir a ella! En medio de la tormenta de las opiniones y de las luchas partidistas, cuando el magisterio parece andar en busca de un nuevo papel, es importante no perder de vista la tarea propia de la Iglesia: poner a los creyentes en relación con Cristo, presente en los sacramentos. En la Iglesia de Cristo, la doctrina y la moral vienen sólo en segundo lugar. Una Misa tiene infinitamente más significación que las palabras del Papa. Y la tendrá tanto más cuanto más se la celebre en una forma que manifieste sin ambigüedades lo que en ella se contiene. 

6) Para sorpresa de sus formadores, el clero joven se siente cada vez más atraído por la liturgia tradicional. Nadie ha guiado a estos sacerdotes y seminaristas jóvenes hacia el camino de la antigua Misa. ¿Cómo explica usted este fenómeno?

El que hoy se siente llamado al sacerdocio –y no hay nadie a quien admire tanto como a estos jóvenes- comprende muy rápidamente que el sacerdocio es indisociable de los sacramentos. Si no se tiene una idea clara de los sacramentos, se puede ser un asistente social, un docente, un responsable comunitario, pero no un sacerdote. El sacerdocio depende de la Misa que el sacerdote celebra in persona Christi. Pues bien, es evidente que ese obrar in persona Christi salta a la vista en el rito tradicional.

7) ¿Existe algún impulso misionero que se desprenda de las grandes demostraciones de la fe –como, por ejemplo, la peregrinación a Chartres- organizadas por quienes cultivan el rito romano clásico?

Pienso que los acontecimientos como esa peregrinación realmente única a Chartres [Nota de la Redacción: peregrinación sobre la cual publicamos una entrada, y que tiene un equivalente en Argentina], están destinados sobre todo a dar seguridad a los propios participantes: éstos se dan cuenta de que no son los únicos en tener semejantes convicciones, que participan de la misma fe que muchos otros y que pueden en verdad tener la experiencia de ser miembros de la Iglesia. Evidentemente, también ocurre que, de regreso a casa, los participantes sienten crecer en ellos el coraje y el entusiasmo por difundir su fe en su medio cotidiano.

[…]

 Peregrinaje de París a Chartres

8) ¿Cómo ve usted el futuro?

Pienso que, a largo plazo, el motu proprio Summorum Pontificum va a producir todos sus efectos. Se ha dicho que la Misa antigua y la nueva son “dos usos de un único y mismo rito”. Si ello quiere decir lo que en realidad intenta decir, el nuevo rito debe, entonces, poder cumplir las normas del antiguo. Es claro que, por el momento, no hay nada de eso. Pero, tarde o temprano, hasta el más ciego verá que en la relación entre los dos ritos hay algo que no funciona. Estará cerca, entonces, el día de una “reforma de la reforma”…

II. Las reflexiones de Paix Liturgique

1) Un diario católico de gran tiraje, que se interese en el mundo tradicional y que, honesta y libremente, dé la palabra a uno de los actores de ese mundo y no a uno de sus detractores, ¿es, entonces, posible? ¿Incluso en Alemania, país donde el modernismo teológico y litúrgico sigue haciendo de las suyas? Esto puede servirnos de fundamento para formular el voto, para este 2017, de ver a La Croix poner en portada el retrato del Abad de Le Barroux o de Fontgombault, o del párroco de San Eugenio y Santa Cecilia [Nota de la Redacción: la iglesia parisina que tiene confiada la celebración diaria de la liturgia tradicional].

2) Hay que decir que Martin Mosebach es considerado como uno de los grandes novelistas alemanes. Casado con una luterana convertida, su itinerario no deja de tener semejanzas con el de G.K. Chesterton: no es un autor cristiano que publica para una minoría, sino un escritor de primer rango que habla con libertad de su fe católica. Por este motivo su libro sobre la liturgia constituyó en 2002 un auténtico acontecimiento en Alemania, hasta el punto de que Martin Mosebach fue invitado a dar una conferencia sobre sus ideas litúrgicas ante la asamblea del catolicismo alemán, de tendencia muy progresista, el Katholikentag, en la cual fue derechamente al corazón mismo del tema: “La crisis de la liturgia no es para mí una forma de decadencia: ella es algo infinitamente más grave. Ella representa, a mi juicio, una inédita catástrofe, una catástrofe espiritual y cultural”. 

3) “La liturgia tradicional, en tanto que forma visible del cristianismo, es el fundamento no sólo de la Iglesia sino también de la cultura que emana de ella”: la sensibilidad de Martin Mosebach confluye aquí con la de innumerables artistas, católicos o no, que desde la reforma litúrgica han alertado a la Iglesia contra la tentación de hacer tabla rasa de su patrimonio, el cual pertenece también, y en una parte no menor, a la humanidad entera. Martin Mosebach se contó entre los firmantes, en 2009, de una llamada a Benedicto XVI para “volver a un arte sagrado auténticamente católico”. Posteriormente estuvo entre los artistas que el Papa recibió en la Capilla Sixtina el 21 de noviembre de 2009.  Igual que el filósofo Robert Spaemann [Nota de la Redacción: del cual hemos hablado aquí, aquí y aquí], Mosebach se cuenta entre los amigos de Joseph Ratzinger y puede ser considerado como uno de los intérpretes de aquél a quien la historia considerará, en definitiva, como el Papa de Summorum Pontificum, que opuso una primera reacción oficial e institucional contra esa “herejía de lo informe” representada por la nueva liturgia desde el punto de vista tanto estético como del teológico.

 Encuentro de S.S. Benedicto XVI con artistas (2009)
(Foto: Die Zeit)

4) En un mundo en plena crisis de identidad, en que la pérdida de raíces y la hybris tecnológica van a la par, la Misa tradicional es una garantía de equilibrio y de estabilidad, pues ella ordena todas las cosas a Dios, y no sólo religa a la creatura con su Creador, sino también al hombre moderno con las generaciones que lo preceden, al tiempo que lo abre a las generaciones que vendrán. Ella “manifiesta sin ambigüedad lo que en ella se contiene”, de acuerdo con el perfecto resumen que hace Mosebach.

5) Refiriéndose a la peregrinación a Chartres, Martin Mosebach considera que su primera virtud –y la de otros acontecimientos similares- es la de “dar seguridad”, en el sentido de dar nuevos estímulos, a quienes participan en ellos. Esta visión un poco restrictiva de lo que es la más importante manifestación visible de la juventud y de la vitalidad de la liturgia tradicional en el mundo, no deja por ello de ser verdadera. Es verdadera desde un punto de vista espiritual, porque la multitud de Chartres restaura el alma de los peregrinos con tanta fuerza como podría hacerlo un retiro solitario en el silencio de una abadía. Pero es también verdadera desde un punto de vista eclesial, porque devuelve a los fieles que se sienten a menudo aislados en el plano diocesano –aun cuando participen de una comunidad tradicional activa- el sentido de pertenencia a la comunidad eclesial. Lo que fue verdadero en los tiempos del motu proprio Ecclesia Dei [1988], que veía a los fieles tradicionales como una comunidad aparte de la Iglesia local, sigue desgraciadamente siendo todavía verdadero después de 10 años del motu proprio Summorum Pontificum [2007], el que, sin embargo, trata a los fieles tradicionales como miembros de pleno derecho de la parroquia. Es que, por ahora, la práctica no está todavía a la altura de la teoría [Nota de la Redacción: véase los esfuerzos de restauración parroquial de los que dábamos cuenta aquí, aquí y aquí].

Nota de la Redacción: En la presentación de esta entrada hemos dicho que la colección de ensayos de Martin Mosebach sobre la liturgia tradicional, que lleva el sugerente título de La herejía de lo informe, no está traducido al español, como sí lo está a otros idiomas (por ejemplo, el inglés, italiano o francés). Sin embargo, esto sólo es cierto en cuanto a la existencia de una edición formal, pues los distintos ensayos que componen el libro están disponibles en español en el sitio The Whiskerer.  

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